CONTRA LA COMUNICACIÓN,
MARIO PERNIOLA
Título del libro: Contra la Comunicación.
Autor: Mario Perniola
Año de publicación: 2004
Editorial: Amorrortu editores, Buenos Aires – Madrid.
Según el economista Jean Paul
Fitoussi, la comunicación es el medio principal de las ideologías, las cuales
constituyen un conjunto de opiniones y doctrinas ya preparadas, acríticamente
adoptadas como sostén de la acción política. Por otro lado, la información implica una simplificación y
extrema banalización de las ideologías, un menoscabo del aspecto conceptual en
favor de la emocionalidad.
Teniendo en cuenta este argumento
cabe preguntarse si el proyecto pretende generar un cambio en las actitudes de
la comunidad o solo dar a conocer una opción desde el arte. La respuesta
claramente implica el generar un cambio en la comunidad con el fin de
solucionar algunas de sus problemáticas, razón por la cual una posición
política y un discurso elaborado del porqué la estrategia a trabajar en la
investigación implican una salida o solución a las problemáticas; es coherente
y consecuente con la propuesta a trabajar en esta investigación.
De lo contrario estaríamos
cayendo en lo que Mario Perniola llama Sensología, el cual define como un
neologismo utilizado para referirse a la
transformación de la ideología en una nueva forma de poder en consenso de las elites
o la moda en el que a través de factores
sensoriales y afectivos ahorra al individuo esfuerzo y responsabilidad,
inventiva e independencia.
La argumentación del proyecto no debe caer en la Semiosis Hermética[1]
vista desde la perspectiva de Perniola en la cual establece una relación de analogía,
continuidad y semejanza entre todas las cosas del universo. De este modo
cualquier afirmación resulta inadecuada y requiere que las complementen de todas las otras: dado que estas últimas
son infinitas, privando así al lenguaje de la posibilidad de decir algo
sensato.
Aunque los proyectos culturales deben desarrollarse de acuerdo a las
experiencias y costumbres de la comunidad, no debe carecer de argumentos
racionales para así no caer en tratar de encubrir o justificar una idea, por
medio de una exposición excesiva e
incontrolada en todas sus variantes, como lo plantea Perniola en la
analogía que hace de la comunicación con el concepto de esoterismo, en el cual la
comunicación también guarda un secreto que consiste en tornarse invisible por
el exceso de exposición.
El interés de los proyectos
culturales no debe enfocarse a la creación violenta de una “subcultura del
rendimiento” la cual Perniola describe como el mantenimiento de la excitación
en la adopción de un tipo de sensibilidad ya preparado, dejando de lado la
invención de un destino personal en búsqueda de la obtención del placer.
A su vez, es importante aclarar
que la revolución y defensa de las ideas no tiene por qué utilizar la violencia
comunicativa, imponiendo la imagen del Yo en el público. En este sentido Mario
Perniola compara este tipo de estrategias con tácticas de manifestaciones como
el Black Bloc[2]:
el cual según el autor del libro, no es una violencia política sino
comunicativa que carece de bases intelectuales e ideologías.
Manifestación Black Bloc en Hamburgo. Wikimedia Commons |
Desde ese punto de vista el Autor
agrega el concepto anglosajón del “Know How” el cual basado en la experiencia,
es decir ese conocimiento fundamental de técnicas y consejos prácticos para
saber “cómo hacerlo”, puede brindar a investigadores, pensadores creativos,
artistas e innovadores intelectuales y técnicos; nuevas y extraordinarias
perspectivas de intervención y de afianzamiento en el mundo pero a la vez lo
expone al riesgo del sometimiento y la proletarización nunca antes vista en la
edad moderna.
Este tipo de capital intelectual
permite incursionar y reaccionar ante ciertas situaciones, pero puede llegar a
caer en la inmediatez y en la falta de un análisis riguroso que permita una
verdadera investigación que pueda generar un desarrollo real y no un estancamiento.
Y es ese uno de los puntos de quiebre de la comunicación de masas: La
inmediatez. A diferencia de la autonomía y la libertad, las cuales permiten que
el conocimiento nazca, se desarrolle y se renueve.
A su vez, la comunicación de
masas al tratar de abarcarlo todo tiende a ser represiva con la realidad misma
tratando de ocultarla a través de la supuesta participación o inclusión de la
sociedad en la opinión pública o su
negación. Esta represión analizada desde la Perspectiva de Lacan genera
un mecanismo específico psicótico originado en la forclusión[3],
la cual el Psiquiatra Jacques Lacan define como un rechazo primordial y radical
del orden simbólico y la estructura de la sociedad, el cual se representa como un
hueco o vacío inentendible que al analizarlo no puede ser llenado de manera
racional.
De esta manera, Perniola describe
que la comunicación como agresiva e intrusiva pero incapaz de generar un
conflicto, pues su paradigma de lo imaginario mostrado como la realidad misma,
elimina lo opuesto y su esencia misma a través de la seducción, fascinación y
narcisismo del otro yo impidiendo la construcción del yo como rival de sí
mismo. Esta incapacidad de pensar en una verdadera oposición y de sostener un
verdadero conflicto, impide el enriquecimiento del mundo y de las diferentes
realidades que nos rodean.
Por esta razón, es de gran
importancia que los proyectos culturales no construyan un determinado
imaginario para mostrar la realidad, sino que al contrario muestren la realidad
como un espacio de conflicto entre diversos imaginarios y en ese sentido, el
arte que no tiene origen, funciona como vehículo del origen mismo capaz de
generar identidad y arraigo al proyecto mismo. Así, los proyectos culturales deben
ser enmarcados en contextos no diferentes ni alternativos, sino diversos, en el
cual el conflicto es un determinante necesario para la tolerancia y la
convivencia y el cual es apoyado en las conquistas intelectuales y políticas
propias del proceso mismo y se muestra dispuesto a asumir su criterio para
poder evolucionar.
A Su vez, esta evolución u metas
finales del proyecto deben ser producto del deseo propio y no socializado. Un
deseo que se acomode a lo que ya se tiene y puede ser mejorado y no a un
concepto de mundo mejor socializado que termina siendo una falta intangible, la
cual no solo es imposible de aterrizar a la realidad de la comunidad sino que
termina siendo infinita e insaciable. En este sentido el arte es capaz de
plasmar cualquier deseo y saciarlo desde el alma.
La Estética como salida
Como posibilidad para revertir
los efectos de la comunicación y la locura autodestructiva que aqueja a la
sociedad occidental, según Perniola, se encuentra como salida el sentimiento
estético de las cosas, entendido como una dimensión socioantropológica, la cual
no debe alejarse demasiado de las necesidades y expectativas reales de los
individuos y evite caer en la idolatría de la ganancia inmediata o el éxito.
Entonces la estética, según
Eagleton, se muestra no tanto como una ideología sino como la quinta esencia de
la misma en la sociedad contemporánea, pues es capaz de guardar el secreto de
la imaginación humana[4].
A esto Perniola agrega que es imposible pensar la estética como ideología pues
sería reducida a algo decorativo y utópico, razón por la cual su esencia radica
en los efectos, los cuales pueden mostrarse a diferencia de la comunicación,
como desinteresados, pues en últimas el juicio del gusto no tiene interés
alguno, pero a su vez la estética muestra un interés que no es tan
desinteresado como puede parecer a simple vista. En este punto del interés
desinteresado, la economía de los bienes simbólicos y la institución social
juegan un papel importante como regulador de la burocracia, las profesiones
cultas, la investigación científica y la enseñanza, el cual desde Kant entra a
ser todo lo independiente de la economía capitalista.
Charles Baudelaire. Wikimedia Commons. |
Por otro lado, Perniola hace hincapié
en la posibilidad de ver la estética alejada de la rigurosidad de la academia,
pues el juicio del gusto es independiente de cualquier interés cognoscitivo y
práctico. Sin embargo, el arte no puede ser reducido a las cosas bellas como lo
plantea el realismo o el naturalismo, sino que debe ser dotado de un viraje
cultural capaz de entregarle vivacidad e intensidad a todo, como Baudelaire plantea
en su ensayo “El pintor de la vida moderna”, en el cual desarrolla la idea de
una estética desinteresada basada en una ascesis mundana, cuya máxima expresión
es una suma del guerrero que representa el espíritu heroico y la disposición
para morir, la cortesana con el culto de la apariencia y de la provocación y,
el monje que se domina a sí mismo y tiene cierta indiferencia hacia el dinero.
Al tiempo este concepto implica una dualidad permanente con el poder de ser uno
mismo y otro al mismo tiempo.
Sin embargo, la estética no puede caer
en la insensatez y vulgaridad de la indiscreción, debe ser sobria, de buen
gusto y capaz de percibir las diferencias, pues de otra manera seria víctima de
la fugaz moda y la comunicación de masas. Sin embargo, no hablamos aquí de una
cultura alternativa que excluye el desafío, al contrario lo incluye a través de
la adopción de estrategias paradójicas o anómalas en relación con las habituales estrategias
políticas y económicas. Esta no pretende competir o demostrar sino luchar por
sus derechos y deberes. Lo cual aplicado proyectos culturales implica un grado
de participación más profunda que genera una conciencia activista de lucha en
la defensa de los derechos y trabajo de los deberes, dotando este trabajo
humano e intangible de un valor comercial inmaterial creado desde la admiración
de su pensamiento e ideas de innovación. Una admiración pura que es
recompensada por la humanidad a través de la gratitud, alejada de la fama y el
reconocimiento que desplaza este tipo de admiración en la envidia del “querer
ser” y no el hacer. La sociedad
contemporánea parece estar más interesada en el ser importante que en el hacer
cosas importantes.
Es aquí donde se encuentran dos
conceptos interesantes que pueden llegar a ser mezclados:
Primero se encuentra el “Terrain Vague”
que interesado por la forma de la ausencia en la metrópolis contemporánea, se
focaliza en las áreas abandonadas de la ciudad para "reincorporarlas"
a la productividad de la ciudad transformándolos en espacios reconstruidos. En
segunda instancia, encontramos el termino del filósofo japonés Motoori
Norinaga, ¡Ah ware! que significa alegría y
tristeza por la belleza transitoria de las cosas, el cual rescata la
importancia del mundo del placer, donde no importa si es bueno o malo, sino que
si no existiese sería aburrido.
Esquina de la Calle 163 con Avenida Novena. Barrio Babilonia. |
Así, se puede finalizar por entender
el valor trascendental de la estética más allá de la elección precipitada y
superflua de lo bonito y lo feo, sino como una concepción socioantropológica en
la que progresivamente puede descubrirse su profundidad en el contexto de una
concepción filosófica que elimina el vacío a través de valores simbólicos
representados en la disciplina creada o plasmada a través de sus
comportamientos.
Es en este caso donde la base de todo
proyecto cultural debe estar situada en la definición estética y su éxito se
resume en la disciplina y coherencia del que hacer (creación artística) de sus
comportamientos.
[1]
Término utilizado por Umberto Eco en el libro “Los límites de la
interpretación”, publicado en 1992.
[2]
táctica de manifestación violenta donde
sus participantes se visten de negro y con pasamontañas evitan ser
identificados por las autoridades y suelen parecer una sola masa unida creando
una presencia revolucionaria. Según Wikipedia, algunos activistas
que participan en los bloques negros, no utilizan la violencia
contra personas, sino hacia símbolos del poder
político.
[3]
Concepto de la segunda mitad de los años cincuenta de la Teoria Psicoanalítica
del médico Psiquiatra Jacques Lacan.
[4]
Pensamiento expuesto por Terry Eagleton en su libro: La estética como
ideología. Traducción de Germán y Jorge Cano. 2006. Madrid.
gracias
ResponderEliminargracias
ResponderEliminargracias
ResponderEliminarGracias a ustedes por los comentarios. ¡Saludos!
EliminarMe gustó mucho conocer el sítio. Saludos.
ResponderEliminarQue alegría que te haya gustado. ¡Saludos!
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