lunes, 20 de febrero de 2012

Diarios de Campo. La Ruta del Tren


Es increíble ver en estos días la vía férrea que atraviesa a Usaquén, aquel Tren que algún día trajo el progreso a la Localidad hoy es un lugar inseguro y descuidado, donde rondan los ladronzuelos y vamos a botar lo que no nos sirve.

Me pregunto cómo se verá la carrilera desde el Tren, ¿Será que desde adentro no se alcanza ver la basura sobre la vía o no nos sentimos intimidados frente a la presencia de personas de poco fiar? Nunca he tomado el Tren Turístico de la Sabana que atraviesa la Localidad y la mayoría de los habitantes de Usaquén tampoco han participado de esta experiencia.

Estación de San Antonio
Calle 180 con Avenida   Novena
Hay lugares de la carrilera en Usaquén que no conozco y no me atrevo a caminar a solas, ni tampoco tengo los $40.000 que se necesitan para el tiquete de ida y vuelta en el tren. Esta carrilera puede llegar a ser un espejo de la Localidad, admirar la Estación de Usaquén en la calle 116 y compararla con la Estación abandonada de San Antonio en la Calle 180 puede arrojar muchos datos sobre los espacios de reconocimiento y exclusión social en la Localidad.

Queriendo romper la brecha entre el Tren capaz de recorrer este tramo cada fin de semana, llamé a algunos jóvenes que he conocido de la Localidad y los invité a acompañarme a viajar por la vía férrea, pero esta vez no en tren sino en bici, desde donde si se siente la amenaza de la inseguridad y se ve la basura que afea nuestro plan turístico de domingo.


Nos vimos un domingo en la Estación del Tren de Usaquén y desde ese punto salimos a rodar sobre toda la vía férrea. Ese día llegaron todos los jóvenes que habían sido invitados: María José y Santiago, gestores culturales del grupo Casa Entrecomillas y quienes viven o han vivido varios años por la Localidad; Yako y Harvey, raperos del barrio El Codito; además de Ariel y Andrés, compañeros de la Universidad que viven en Cedritos.

La idea era saber que percepción tenían ellos sobre la carrilera y su entorno a medida que avanzábamos y dialogar acerca de los espacios que tienen o no los jóvenes como actores sociales y la falta de garantías para incluirlos como importantes en la creación de desarrollo y sociedad. Además, descubrir lugares que posiblemente pudieran ser interesantes para intervenir más adelante con sus proyectos o ideas de arte.

Comenzamos la ruta  tomando “La Ciclovía” desde el puente de la calle 116, el cual nos llamó la atención por ser un lugar en el cual nadie quiere estar, pues es oscuro, huele feo y es inseguro. Al seguir derecho hicimos un stop en el Parque Cedritos, vimos futbol, un grupo de Capoeira y chicos en las rampas montando tabla, patines y bicis, nos gustó la dinámica cultural y sana del lugar.

Estación del Tren de Usaquén - Calle 116 con Avenida Novena
En frente Centro Comercial Santa Ana.
Seguimos adelante con la ruta, llegamos al barrio Babilonia donde queda la Casa de la Cultura de Usaquén y justo frente a él vimos un lugar de abandono con muchos recursos para poder ser recuperado a través de actividades artísticas o culturales. Después de la calle 170 el camino se volvió una trocha, el movimiento esquizofrénico de la ciudad se aplacó y por fin pudimos alimentar nuestros pulmones con aire fresco y relajarnos con el olor a boñiga de vaca. Era todo un paseo, hacia la calle 180 cerca a la Estación de Tren de San Antonio, nos sentamos en un parque y aprovechando el sol de la tarde, hicimos picnic de sánduches y aprovechamos para hablar acerca de los temas propuestos desde un principio: ¿Cómo es su relación con los adultos? ¿Qué le brindan los jóvenes a la sociedad? ¿Cómo intervienen con su arte y actividades culturales? ¿Qué opinan los demás de su trabajo? ¿En cuáles lugares se sienten cómodos trabajando  y en cuáles no?

A pesar de haber considerado que en un principio los jóvenes sentían un rechazo por parte de la población adulta al no ser considerados como actores sociales importantes en su comunidad, ellos al contrario no se consideran excluidos, sino diferentes. Creen que hay una gran brecha entre ellos y los adultos porque no los conocen, no saben qué es lo que hacen, qué música les gusta, a qué fiestas van, qué hacen por Internet o qué hablan con sus amigos y es por esta razón que los consideran distantes.

Picnic en Parque de la 182
Entonces, estos jóvenes en cierta medida comprenden el porqué de algunas de las actitudes de los adultos, las cuales pueden llegar a ser consideradas como excluyentes y a su vez, están muy interesados en que sus padres y familiares pasen más tiempo con ellos y los conozcan, incluyendo su forma de vestir, la música que escuchan y todo lo que hacen, lo cual consideran que los representa y los hace visibles en la sociedad.

Tienen una visión muy diferente a los esquemas que plantea el sistema, los critican y muchos han tomado alternativas de acción para escapar de ahí. Se consideran muy inteligentes y productivos en la sociedad, solo que ésta enmarcada en un sistema determinado, no puede ver sus productos por estar al tanto de la imagen que muestran (el cabello largo, los piercing, los tennis).

Por otro lado, no demuestran ningún tipo de credibilidad y confianza hacia los medios, creen que son culpables de hacer más grande esa brecha entre las generaciones, creen que tergiversan la información y que muestran una visión de mundo que no concuerda con la realidad. Además, sin importar la clase socio-económica a la que pertenezcan, se sienten intimidados o excluidos del mundo relacionado con el consumo, como lo son los sitios de fiesta o los centros comerciales,  lugares en donde sienten que las personas no se comportan como ellas mismas y están obligados a asumir un rol social falso para poder hacer parte de ese contexto. Entonces, consideran que más que el dinero es el consumo y los imaginarios que plantea el mercado, los medios y la publicidad; lo que separa y excluye a las personas.

Sin embargo, ellos han dejado muy en claro su posición, se consideran muy importantes como actores sociales, pues representan y son la voz de muchos otros jóvenes, no se conforman con lo que viven, constantemente tienen grandes ideas y analizan y argumentan los comportamientos de la sociedad misma buscando darle una razón a ciertas actitudes y realidades de la vida. Sin embargo, son conscientes que la disciplina y la responsabilidad es su talón de Aquiles.


Nos levantamos del parque y seguimos el norte, en la calle 189 se divisaba El Codito en la loma, Jacko y Harvey se despidieron junto con sus hijos quienes nos acompañaron durante todo el recorrido. El resto seguimos la ruta al norte para terminar rondando el Cementerio Jardines de Paz por un rato. En medio de la muerte, me vi rodeada de vida, supe que las juventudes no estábamos perdidas, que aún muchos no estaban de acuerdo con el mundo que vivimos y ya están tomando miles de represalias para revertirlo.