A través del libro Alta Blanca: historias comunes - vivencias propias. Logramos
conocer pequeños
fragmentos que albergan historias de valor de sus habitantes, de lugares
populares y actividades culturales propias de su comunidad.
Su historia se remonta a la
vereda de Barrancas, la cual se formó por campesinos y mineros que ayudaron a
construir la vía férrea a Tunja. Con el tiempo se fue poblando y llegaron más
familias que trabajaban en Cementos Samper, en canteras, algunos eran transportadores
o trabajaban en los colegios campestres de la zona y fincas aledañas.
Ver Los invisibles en un mapa más grande
Podemos ver en la forma en
cómo nació el barrio Alta Blanca, que el barrio Barrancas es un lugar
importante en la formación de los actuales barrios aledaños, convirtiéndolo en
un lugar común y reconocido por los habitantes de los demás barrios cercanos.
Entonces, resulta muy probable que las historias y costumbres de los demás
barrios tengan todas entre si una relación con la historia de Barrancas y Alta
Blanca.
Al remontarnos a sus inicios y
ver la relación que tiene la historia de una gran mayoría de barrios populares
de Usaquén, encontramos que los primeros habitantes de estos barrios eran
campesinos o mineros que trabajaban en canteras de la zona.
Debido al crecimiento
demográfico y a la integración de Usaquén al área metropolitana en la década de
los años sesenta; hoy, en el barrio Alta Blanca existe una comunidad
consolidada en la que no existe la misma unión de muchos años atrás, puesto que
el barrio ha crecido y nuevos habitantes lo han ocupado.
Sin embargo, las fiestas de
fin de año son un motivo de reunión y participación de todo el barrio, como las
novenas en las cuales los habitantes se ponen de acuerdo por cuadras para
preparar algunos platos o postres y para rezar la novena de aguinaldo con los
niños, quienes llegan disfrazados de pastorcitos, san José, María, muñecas,
incluso hasta de Batman y Spiderman. Además de la participación de las mujeres
líderes, quienes para esa época tenían la capacidad de gestión e integración de
la comunidad a través de actividades deportivas como los campeonatos de
baloncesto y la organización de la Carrera Atlética con salida en la calle 156
frente a la Iglesia del Consuelo.
Hoy en día, además de la
tradición de las novenas, otra de las costumbres y lugares populares que aún
existe, es la de visitar la “Plaza Gitana” que se ubica los fines de semana al
lado del puente peatonal de la calle 162 con Avenida Séptima, lugar donde se
ubicaba en primera instancia, antes de tuviera que volverse itinierante, pues
al no estar titulado el barrio como lugar comercial sino residencial, tuvo que
por ley desalojar y fue así como los comerciantes de la plaza estuvieron un
rato de manera ambulante por ese sector y recibiendo el nombre de “Plaza Gitana”
por parte de sus habitantes.
Aún hoy en día el barrio y sus
aledaños tienen un movimiento residencial y comunitario fuerte a pesar de los
muchos nuevos habitantes que viven en inquilinatos o que abrieron un pequeño
local comercial pasando como desconocidos frente a los rostros envejecidos y
conocidos de siempre.