miércoles, 8 de febrero de 2012

Historia de Usaquén

Investigación

A través de la historia de Usaquén podemos comprender el porqué de algunos de los arraigos de la comunidad y descubrir a través de los hechos el porqué de sus creencias, costumbres y comportamientos. El conocer los hechos nos permite tener una base sólida que argumente un diagnóstico de la Localidad y nos permita desarrollarlo más a fondo.

La historia de Usaquén es rica en hechos y determinantes que cambiaron el curso y estilo de vida de la ciudad, a través de ella podemos comprender no solo a los habitantes de la Localidad sino a los bogotanos.


RESEÑA SOBRE LA HISTORIA DE USAQUÉN


Título del libro: Comunidades y territorios: reconstrucción histórica de Usaquén.
Autor: Alcaldía Local de Usaquén. Fabio Zambrano Pantoja
Año de publicación: 2000
Editorial: Corporación Horizontes, Bogotá.


En Usaquén se asentaron los primeros pobladores de la sabana los cuales dedicados a las técnicas agrícolas y la alfarería se denominaban la “Cultura Herrera”, la cual podemos reconocer como nuestras primeras raíces. Tiempo después, los Muiscas llegaron al altiplano desplazando o absorbiendo a estos primero grupos agro-alfareros. Así, en el siglo XV los Muiscas ya se constituían como el grupo de lengua chibcha más importante en el altiplano.

Podemos notar que la agricultura en la Localidad es un patrimonio histórico invaluable que merece ser rescatado en la contemporaneidad a través de las dinámicas actuales de la agricultura urbana o de ciudad.

Por otro lado, estas comunidades indígenas Muiscas, en la organización social de su territorio,  los hijos guardaban una mayor relación con la madre y la familia de su madre que con el padre. Aplicado a la sociedad contemporánea en donde a muchas madres les ha tocado hacerse cargo o designarse como cabeza del hogar; es interesante analizar como las familias se desarrollan en base a un matriarcado. 

Antes de que llegaran los españoles, el lugar que hoy conocemos era conocido como Usaquén, y existen varias historias sobre el origen de su nombre y el significado. Algunos se inclinan porque la palabra es un vocablo Chibcha que significa, lodazal; lo cual nos lleva a pensar que lo que hoy conocemos como humedal de Torca se extendía por toda la Localidad.

Otros afirman que los indígenas de la época tenían la creencia de que la fortaleza y buena suerte de la edificación y sus moradores consistía en estar cimentada sobre carne y sangre humana.  Esta costumbre era propia de linajudos caciques, quienes gozaban del privilegio de vivir en mansiones cuyos mástiles de sostén guardaban bajo sus bases el cuerpo virginal de víctimas. 

A esta última se le llamaba Usaque, que etimológicamente, según la lengua chibcha, quiere decir: usa "debajo" y que, "palo o madero". Cuyos significados unidos daría "debajo del palo". Este título que entrañaba nobleza, linaje, honor y distinción, era concedido por el zipa o señor de Bacatá a los caciques de mejor prosapia en la aristocracia chibcha. Por eso se creen que el cacique de la tribu del cacicazgo se le conocía como “usaque” y habitaban las tierras ubicadas hoy en la Localidad de Usaquén.

Además de todas estas historias que pretenden armar un mito sobre la historia y esencia de Usaquén, existe un mito o relato fundacional que ha sido el que ha tenido mayor acogida y apropiación por los habitantes de Usaquén. Este relato argumenta que el nombre de Usaquén proviene de la princesa Usaca y significa “Tierra del sol” y la historia relata que después de que los soldados de Quesada sacrificaran al Zaque Tisquesusa en Facatativa, su hija Machinza huyó con su hermano Hama y su hermana menor Usaca y entre otros indios nobles, llegando a las tierras donde hoy se encuentra ubicada Usaquén.

Ahí, a pesar del odio que sentían hacia los españoles, un día se presentó el padre de Las Casas, en compañía del Capitán Juan María Cortés. A pesar de que Machinza ordenó a sus súbditos a disparar, Hama ya conocía al Padre de las Casas y le estimaba por lo que obligo a bajar la guardia. EL capitán Cortés quedo prendidamente enamorado de la princesa Usaca y con el tiempo logró conquistarla, siendo bendecidos por el Padre de las Casas, quien los desposó y fueron dados como pareja inmensos terrenos a los cuales Cortes Nombró Usaquén Tierra del Sol.

Investigaciones hechas por el grupo de historiadores que escribieron este libro no pudieron ser rectificadas. Sin embargo, estos relatos o mitos terminan por volverse símbolos para la comunidad y que existen en la memoria colectiva de la Localidad y por tanto representan un valor patrimonio invaluable.

En cuanto a la identidad, tal vez este tipo de relatos sea el lazo más cercano que tienen sus habitantes con sus antepasados, en el cual la princesa Usaca puede representar el pasado glorioso del pueblo Muisca, cuyo desarrollo se vio violentamente truncado por la llegada de los españoles.

Entrados el siglo XVII, se expide el documento de formación del resguardo de Usaquén como un resguardo indígena. Con el tiempo que los indígenas se mezclaban con negros y blancos, empezaron a surgir nuevas posiciones y derechos para los mulatos y mestizos; logrando que hacia el año de 1779 se aboliera la figura de resguardo, debido a que la cantidad de población indígena disminuyó considerablemente afectando a los españoles en los recaudos de tributación.

Estos indígenas fueron desterrados de sus propias tierras y enviados a Soacha donde tenían que volver a trabajar y compartir la tierra. Actualmente la Alcaldía de Usaquén reconoce esta historia y reconoce a Usaquén como lo que fue un resguardo indígena. Esto nos lleva a pensar que si, para la época los indígenas fueron desterrados al sur de la ciudad y les fueron transgredidos sus derechos, porque hoy, teniendo en cuenta que la población más pobre de Bogotá se encuentra hacia el sur de la ciudad, no hay una restitución por lo menos simbólica a este tipo de población.

Usaquén Bogotá - Escuela en el costado norte del parque central, calle 119 con carrera Sexta A.  Wikimedia Commons

 Para el siglo XIX las tierras de Usaquén se caracterizaron por la consolidación de la ganadería extensiva y de ahí nacen las grandes haciendas y casonas que hoy aún conocemos como es el caso de la Hacienda Santa Bárbara, Santa Ana o la Hacienda El Cedro, donde se encuentra hoy ubicado el barrio Cedritos. 

Hacia el norte de Usaquén se encontraba la Hacienda Fusca la cual agobiada por las deudas, terminó por escindirse en pequeñas propiedades al Igual que Tibabita, que terminó por convertirse en estancias medianas como Palermo, Las Pilas, La Floresta, Torca y El Codito.

Estos dueños de las haciendas y los grupos élite de la sociedad bogotana pasaban sus días de descanso en Usaquén tratando de distinguirse espacialmente del resto de los habitantes y buscando mejores condiciones de vida que la ciudad no les ofrecía. Es por esta razón, que principios del siglo XX, familias acomodadas de Bogotá empezaron a trasladar sus viviendas a Usaquén, siendo esta época  determinante en la pérdida del arraigo urbano y búsqueda de la tranquilidad del campo. Después de la mitad del siglo con el crecimiento acelerado de la ciudad, Usaquén dejo de ser un municipio, para hacer parte del perímetro urbano, constituyéndose como barrio.

Un determinante fuerte que permitió la urbanización de Usaquén fueron los medios de transporte y las vías. Con la construcción del ferrocarril, que llegaba a Zipaquirá y Chiquinquirá y con la construcción de la Estación de la Sabana, se logró que habitantes de Bogotá y de otros lugares de Colombia llegaran a Usaquén. Además la construcción de nuevas vías y avenidas permitió también la expansión de la Ciudad.

Estación del Tren Usaquén. Wikimedia Commons. Nils Öberg

Después de la segunda década del siglo XX no solo familias acomodadas y de clase media empezaron a trasladarse a Usaquén, sino que dueños de grandes terrenos al norte de la ciudad habían abierto canteras donde llegaban campesinos y habitantes de otros lugares de Colombia a trabajar en la extracción de piedra y arena. Estas personas con el tiempo y después de prohibidas y cerradas las canteras se asentaron en el norte de Usaquén, lo que hoy conocemos como los Barrios San Cristóbal, Barrancas, El Codito y Lijacá. 

A pesar de la explosión demográfica de la ciudad después de la década de los setentas, las costumbres y arraigos que tienen sus habitantes por la Localidad residen en el ambiente rural, lo cual podemos conservar a través de la Agricultura Urbana como un patrimonio histórico para sus habitantes.

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