lunes, 2 de abril de 2012

Reseña. Las Huellas de las Hormigas. Políticas Culturales en América Látina

Investigación.

LAS HUELLAS DE LAS HORMIGAS



Título del libro: Las Huellas de las Hormigas, Políticas Culturales en Latinoamérica. Entrevistas de Arturo Guerrero.


Entrevistados: Néstor García Canclini, Lucina Jímenez, Jesús Martín Barbero, Juán Luis Mejía, Carlos Monsiváis, Marta Porto, Germán Rey y Patricio Rivas.


Año de publicación: 2010
Editorial: Tijuana: El Colegio de la Frontera Norte ; Madrid : Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo Convenio Andrés Bello, Colombia.



I.                    PARTICIPACIÓN
II.                  RELATOS
III.                TRANSVERSALIDAD.
IV.                INTERCULTURALIDAD
V.                  JÓVENES
VI.           CONSUMO
VI.                MERCADO
VII.              DISTRIBUCIÓN
VIII.            INSTITUCIONALIDAD
IX.                INTEGRACIÓN
X.                  CONCLUSIONES


En este libro se encuentra un diálogo muy reciente y apasionado entre ocho inteligencias Latinoamericanas de la cultura, las cuales tras analizar las dinámicas actuales de la cultura proponen salidas creativas y enfoques hacia los cuales dirigirse. Para su lectura es imposible tratar de seguir una línea que nos permita llegar a una conclusión, las entrevistas están inmersas en una red de ideas divergentes que se cruzan entre sí, se complementan, se oponen o se suman a conclusiones que a su vez son base de nuevas ideas que a veces forman un círculo vicioso en el cual es imposible concluir algo, pues no solo es una charla amena, sino que su enfoque es dar algunos visos de algunas dinámicas que se están presentando en la actualidad y pueden ser base de análisis o trabajo futuro para los interesados en la cultura.

De esta manera cobra importancia este libro, que guarda la riqueza cultural de Latinoamérica en los comentarios de sus entrevistados, quienes son capaces de proponer nuevas formas de ver la cultura, de pensar el mundo contemporáneo, de aprovecharse de varias visones de mundo y vivirlos de manera simultánea, es decir, de generar políticas culturales.

Así, con palabras de Antoni Nicolau I Marti, Director de Relaciones Culturales y Científicas AECID; en este libro se podrán encontrar “reflexiones sobre políticas culturales que provienen de una relación entre pensamiento teórico y acción política en los espacios estéticos y creativos”[1], los cuales cobran la función de anticipar lo que en un futuro ya se avecina.

Para empezar a comprender algunas dinámicas actuales en las que se genera cultura se debe tener en cuenta ante todo que lo cultural es transgresor y no se conforma con avances parciales. Así, las políticas culturales no se pueden quedar en el campo de la reflexión sino que deben salir al campo del diseño y la implementación. Es por esta razón que los Proyectos Culturales deben enfocarse en el integrarse para poder hacer y de esta manera reflexionar para poder volver a implementar.

Actualmente, la sociedad de la información y los procesos de globalización han conllevado a una transformación en los procesos de producción y a formas en cómo se movilizan e interactúan las personas, que condicionan las relaciones actuales. Entonces, en la actualidad lo ideal es comprender esas formas de producción de sentido y como transmitirlas para motivar a que la cultura ocupe el lugar de factor de integración social, de paz y de diálogo, como un valor social básico en la sociedad.

Hay que tener en cuenta que la cultura debe dejar de ser tratada por las instituciones o ser vista como un aparte, ya que no es una ciencia que se pueda estudiar aparte de las otras puesto que está inmersa en todas las ramas y dinámicas de la sociedad, ni las otras ciencias se pueden estudiar sin la cultura; el libro propone como proceso que marcará la historia; la relación, sobre todo, entre cultura y educación, salud pública e integración y relaciones internacionales. A su vez, el libro resalta como actores claves de autonomía a las minorías, quienes, en un caso más específico como el de los indígenas, son grandes productores de patrimonio, lo cual no significa que deban ser el foco exótico de los proyectos de las instituciones sino que por el contrario, de manera autónoma e independiente puedan utilizar estas nuevas dinámicas y herramientas de la actualidad para generar autónomamente identidad entre los suyos, en su pequeño grupo.

El arte como vehículo social en proyectos para jóvenes genera autonomía en esta población, que desde la pasión a través del arte va encontrando sus necesidades personales, que al ser compartidas con otros, son enriquecidas con las de la comunidad y de esta forma pueden encontrar alternativas que constituyan una solución a sus problemáticas. Lo cual no quiere decir que se deban crear políticas especiales para los jóvenes, pues sería como excluirlos de la sociedad misma. Así que, solo a través de los disensos expuestos por diferentes grupos sociales en espacios de diálogo, se pueden atravesar aquellas transversalidades que los alejan  los unos de los otros, para así, poder construir espacios de ciudadanía.

Entonces, lo importante no es tratar de homogenizar los diferentes frentes sino al contrario, enfrentarlos a través de su participación en estos disensos que generan las verdaderas reglas y estimulan aquellos derechos culturales vistos “como derechos universales de expresión y exigencia de la dignidad humana”[2],  mediante un proceso de integración cultural que depende del acceso o inclusión al mismo, por tanto hoy en día los derechos culturales no hacen parte de aquel reducido grupo de creadores sino que se pone en disenso con los derechos de los usuarios y de todos.

Así, la manera para generar cultura y desarrollo depende del reconocimiento a través de la acción-participación de aquellos derechos culturales que darán como fruto una multiculturalidad en donde diferentes actores de diferentes grupos pueden participar en búsqueda de soluciones a problemáticas sociales que los afecten a cada uno desde su visión personal o de nicho y menos procesos de interculturalidad en donde la diferentes comunidades luchan por separado chocando y avivando sus diferencias, logrando así, generar limites aún más fuertes que los separen.

Según el planteamiento del documento “Balance y perspectivas, 13 años del área cultural del Convenio Andrés Bello[3]”; se expone que “cuando la cultura está de por medio, la inteligencia se despereza, se desburocratiza”. Entonces, podríamos decir que estamos en el siglo de la transformación social a través de la cultura, lo cual la muestra por primera vez como un campo de desarrollo y productividad que puede ser utilizado económicamente por la industria. Sin embargo, su manejo comercializado y banal ha generado un consumismo participe de una cultura del rendimiento que enceguece o invisibiliza esos espacios de construcción, generando una amplia producción cultural y artística que busca como fin último y no como medio, el consumo.

Viendo el lado potencial de la cultura, la industria cultural ha llenado aquel vacío en el que los jóvenes eran excluidos del mundo productivo, dándoles visibilidad y reconocimiento en su complejidad.
_____________________________________________________________________________

A continuación se expondrán los comentarios de aquellos líderes culturales por temáticas.



I.                    PARTICIPACIÓN

En la modernidad la participación ya no implica un territorio, hay nuevos órdenes y relaciones simbólicas con el mundo. Desde este punto de vista, las políticas culturales o aquellos objetivos u horizontes enmarcados desde lo estatal; han permitido que las comunidades tengan acceso a nuevas oportunidades, pero con algunas líneas de fractura que le impiden desde lo local poder acceder a un pensamiento global.

En ese sentido Nestor García Canclini asegura que “las políticas culturales no deben ser planificadas sino apoyadas para ser autogestionadas”[4] por la comunidad. De esta manera lo creativo y el arte no tiene por qué  ser opuesto a la racionalidad o riguroso de la institucionalidad, pero sí debe entenderse que, como argumenta Jesús Martín Barbero, “la cultura solo es gestionable a la luz de lo que en ella no es gestionable”[5]. En ese instante la gestión cultural se sale de las manos y queda a cargo la misma creación en búsqueda de una solución o empleo de alguna estrategia.

Entonces, el Estado debe garantizar libertades que apoyen políticas de fomento a la creación, acompañadas, por supuesto, de políticas de fomento a las industrias culturales para propiciar una cultura sostenible en la que identidad cultural sea una escogencia. Es decir que estos derechos culturales no deben ser reconocidos como individuales sino como colectivos.

Otro campo de decisión de las políticas culturales deben ser los escenarios internacionales como el Internet, visto como un campo de confluencia y de percepción de las políticas mismas, el cual es consumido como espacio cultural por algunas comunidades que lo sienten más cercano a su cotidianidad.



II.                  RELATOS

Según Carlos Monsiváis[6], lo que viene es una identidad cultural Iberoamericana a través de rasgos que nos unifican como el idioma, el relato fundacional a cargo de la migración, las franquicias, las ciudades, pues aunque la globalización beneficie a las grandes industrias, también permite el entendimiento de manifestaciones que se dan en América Latina. Lo cual no significa que el relato nacional esté desapareciendo por los efectos de la globalización, sino que al contrario, como expone Barbero[7], “ahora el relato nacional se está multiplicando”, pues no hay condiciones para un solo relato hegemónico que empobrecería el actual proceso de culturas hibridas. Y como la memoria no debe ser despreciada, hay que tener cuidado en insistir comunicar relatos de hace 200 años sin el acompañamiento de una resignificación de la cual puedan apropiarse los ciudadanos y sirva de beneficio para la sociedad.

Entonces, son los grupos que no se han hecho visibles antes, los encargados hoy de alimentar estos relatos para cambiar ese aspecto esencialista que atribuye características, aptitudes y papeles sociales determinados que homogenizan la riqueza cultural de la sociedad, por un relato abierto que con libertad pueda ser construido, compartido y complementado entre todos. Es este último relato abierto el que puede dejar ver aquellas identidades híbridas[8] conformadas o enriquecidas por la mezcla de diferentes experiencias y culturas, las cuales se encuentran en constante cambio y suelen desenvolverse en diferentes contextos históricos, pero sobre todo espacios cada vez más urbanos, haciendo así que las raíces se muevan para evitar que sean olvidadas con el tiempo y puedan ser apropiadas por sus ciudadanos. Este rasgo propio de la globalización y las diferentes formas en como la cultura se manifiesta en ella, es el comienzo de los primeros ciudadanos del mundo.


III.                TRANSVERSALIDAD.

Actualmente la noción de cultura ahora es utilizada con excesividad, logrando descaracterizarla y hacerla confusa con tantos usos. Hay cultura de salud pública, cultura ciudadana, cultura de la corrupción…Y sin embargo, los ministros de cultura jamás son llamados a tomar decisiones. Ahora todo puede ser argumentado a través de la cultura, pero la cultura va más allá de eso, hay miles de respuestas y propuestas culturales que no son sociales.

En ese sentido las políticas culturales deben apuntar a generar propuestas culturales que puedan involucrarse en otras áreas y a su vez puedan tener una vinculación social que sea sustentable y que según Lucina Jiménez, es posible lograrlo a través de los nichos o pequeñas comunidades[9]. La diversidad en la modernidad puede ser un eje transversal que a través de sus diferentes nichos permita visibilizar una idea de mundo y compartirla.


IV.                INTERCULTURALIDAD
  
Para Marta Porto el problema más grande de Latinoamérica es la convivencia[10] y éste es el punto sobre el cual Jesús Martin Barbero afirma que[11], ahora no es necesario afirmar las diferencias, ese era un trabajo del siglo pasado, hoy necesitamos es poner a convivir esas diferencias. Entonces, es deber del Estado crear los espacios para que esas culturas puedan dialogar, donde puedan ser incorporadas y puedan participar aquellas minorías, que muchas veces generan o hacen surgir nuevas minorías. Por esta razón, la sociedad está generando más necesidades de gestión, pues cada vez divisa más dimensiones a su cultura. A veces, es un proceso infinito y otras un círculo vicioso en constante retroalimentación.


V.                  JÓVENES

La mayoría de la población Latinoamericana es joven, es decir que los jóvenes ya no son el futuro sino el presente casi que pasado y a los cuales les ha tocado vivir la descomposición de las instituciones modernas como la familia, la escuela, el trabajo, la política; es por esto que se necesita incluirlos en políticas democráticas en las que puedan participar aportando sus experiencias y dinámicas como juventud en la vida moderna, las cuales cada vez más se enfocan en la cotidianidad y lo efímero. Hay que salvaguardar como patrimonio todas estas dinámicas que muestran a la juventud contemporánea y sus productos culturales.

Por otro lado, Latinoamérica necesita una revolución educativa urgente, pues estos jóvenes que viven en una sociedad moderna y ejercen dinámicas culturales del siglo XXI son educados bajo Instituciones del siglo XX. Son jóvenes letrados, que la mayor parte de información que reciben  desde niños son mensajes audiovisuales, que no se les han enseñado a descifrar o leer y que en un lapso de menos de una década se han enfrentado a la revolución tecnológica, la inmediatez de la información y las redes sociales.


VI.                CONSUMO

Desde la cotidianidad, la sociedad contemporánea se desenvuelve constantemente en una gran contradicción basada en sí es o no el consumo cultural una forma de subyugar y obnubilar a las personas. Ante esto German Rey afirma que, el consumo también sirve para pensar y desde ahí debe aprovecharse la cultura, desde la tensión del consumo y el ámbito doméstico[12]. El consumo cultural debe existir, no como fin último pero si como medio de apoyo, pues uno de los errores que el siglo XX marcó tajantemente es que el asistencialismo no genera sostenibilidad y desarrollo. A través de las industrias culturales y el apoyo a través del consumo cultural se puede mantener viva la cultura y a sus productores. Sin embargo, hay que tener cuidado y no confundir consumo cultural con entertainment.


VII.              MERCADO

Según Patricio Rivas, si la cultura se vuelve un tema solamente del mercado, se generaría una cultura del vacío, pero, si al contrario estuviera a cargo solamente del Estado caeríamos en un tedio de la creatividad[13]; por tanto debe existir un equilibrio que pueda mantenerla en el tiempo, renovarla y enriquecerla a través del apoyo de prácticas culturales tanto por parte del Estado como por parte del Mercado, pues si se extinguen estas prácticas, se producirían fracturas regresivas en la capacidad humana para habitar socialmente el mundo. Es decir, evitaríamos el progreso y desarrollo.

Entonces, a pesar de que la industria cultural puede ser un motor de producción cultural, la cultura siempre va a ser la salida a otros problemas de la sociedad, por eso debe ser un derecho de todos y accesible para todos. Por esta razón, el Estado debe garantizar como patrimonio las prácticas culturales menos valoradas y no debe descuidar los apoyos sustentables dados a las artes y a los jóvenes, quienes sufren graves problemas de desempleo.


VIII.            DISTRIBUCIÓN

Podemos notar que muchas veces existen los apoyos para iniciativas culturales, pero muy pocos suelen conocerlas pues la fase de distribución y promoción no tiene muchos recursos, así muchas becas y convocatorias son desperdiciadas o artistas no pueden dar a conocer su trabajo. Para Néstor García Canclini el problema radica en que los grandes adversarios de la diversidad y la difusión de la cultural son las redes empresariales transnacionales, ya que, por ejemplo, si solo hay cinco empresas que controlan la gran mayoría de la música, se sabe que se quedan por fuera una gran parte de artistas musicales de otro tipo.

Ante eso, Internet ha mostrado, sobre todo en el ámbito musical, una nueva forma de distribuir y promocionar la cultura a través de blogs y un riguroso y disciplinado manejo de las redes sociales, a las cuales acceden un gran porcentaje de la población y pueden enterarse de diferentes alternativas culturales, aparte de las acaparadas por las grandes empresas.


IX.                INSTITUCIONALIDAD

Es claro que las instituciones del Estado necesitan ser reestructuradas urgentemente, se deben crear pronto nuevas reglas y vínculos entre Estado, mercado, academia y sociedad civil, para poder comprender y renovar de manera constante las actuales dinámicas culturales. Para esto, es importante descentralizar la forma en que se toman las decisiones y el cómo según estas decisiones son distribuidos los recursos, pues muchas veces la institución no puede conocer las problemáticas y necesidades culturales de algunas comunidades que tal vez, los jóvenes que viven en ella a diario si puedan tener idea. Se le debe dar poder de decisión a la comunidad misma para que manejen los recursos que el Estado pueda darles. Para esto es necesario nuevos canales de comunicación con estas comunidades que según García-Canclini[14] se encuentran en los jóvenes, pues son ellos los que mantienen la curiosidad despierta y constantemente están generando nuevas dinámicas.

A pesar de que el tema de políticas culturales es estudiado, Patricio Rivas afirma que se deben mejorar las líneas de investigación en políticas culturales[15]. A su vez, se deben crear políticas transnacionales de fondos compartidos que permitan desarrollar una rica agenda latinoamericana de la cultura, la cual no puede quedarse en un proyecto, se debe generar una continuidad y disciplina en el campo para lograr una sostenibilidad y evolución a través del compromiso y vinculación constante de más actores en el juego.


X.                  INTEGRACIÓN

Generar integración no significa imponer la cultura como como una forma de presencia global o de diferenciación y distinción con otras culturas, estableciendo una marca que pueda diferenciarnos a nivel global de los demás. Se debe pensar la cultura desde lo latinoamericano, es decir desde los puntos o problemáticas que nos unan, así sea desde puntos de vista totalmente contrarios y diferentes y sin caer en los regionalismos o clichés propios de una cultura y, a partir de ahí, generar diálogos no para encontrar algo en común, ni para subrayar las diferencias, sino para trabajar en conjunto desde esas diferencias.


XI.                CONCLUSIONES

Es claro que la cultura debe salir de la institución e ir más de la mano con las sociedades que con el Estado, a su vez se debe tener en cuenta que la sociedad se desenvuelve en la cotidianidad de la cual hacen parte también, la radio, el Internet y la televisión, lo cual implica un grado de globalización muy complejo y abierto desde el cual debe empezar a trabajarse el tema de la Identidad y de la creación colectiva a partir de la posibilidad de interactuar con otras comunidades de manera inmediata.

Las dinámicas más cercanas a la juventud, las que algunas veces denominamos “Cosas de jóvenes” son las que renuevan la cultura y sirven de espejo mismo de la sociedad. Sin embargo, en este caso la juventud no debe verse como una condición etaria sino como un estilo de vida, en el que a través de la curiosidad, el experimento y la pasión; se generan nuevas ideas y proyectos, que por supuesto, a través de la institución deben orientarse hacia la disciplina y constancia para que puedan sustentarse en el tiempo.

Por esto hay que evitar subrayar las diversidades a partir de la diferencia, sino convocarlas a un espacio determinado para ponerlas a trabajar en conjunto. Para esto necesitamos formar a artistas y gestores, no necesariamente desde la academia pero si desde la constancia y la práctica.





[1] Pág. 9 Presentación del  libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello.
[2] Sacado de la Declaración del Grupo de Friburgo sobre los Derechos Culturales, publicado en  el libro Ciudadanías en Escena, Performance y Derechos Culturales en Colombia.  Página 46. Año 2009. Editor Paolo Vignolo. Bogotá, Colombia.
[3] Página 29. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello.
[4] Página 46. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[5] Página 48. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[6] Página 65. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[7] Página 80. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[8]  Las culturas hibridas, es un término acuñado originalmente por Nestor García Canclini en su libro Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Grijalbo, México, 1990
[9] Página 97. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[10] Página 118. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[11] Página 105. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[12] Página 168. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[13] Página 186. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[14] Página 211. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello
[15] Página 213. Sacado del Libro La Huella de las hormigas, Políticas culturales en América Latina. Entrevistas de Arturo Guerrero. Año 2010. Convenio Andrés Bello








No hay comentarios:

Publicar un comentario